Encadenó la puerta de la que durante años fuese su celda y se alejó despacio. Con este gesto creyó destrenzar sus ataduras y buscó la libertad en solitario, pero se sorprendió a sí mismo encadenado a su propia soledad.
Narci,muy bueno tu post. Vemos las cadenas físicas y nos olvidamos de las espirituales...El espíritu necesita enfrentarse a sí mismo, dialogar con su soledad y abrirse paso a la belleza e inmensidad de la vida... Mi felicitación y mi abrazo grande. M.Jesús
Cada uno arrastramos la nuestra, Sil, desgraciadametne, y algunos hasta precisan y reclaman ayuda para arrastrar la suya.
Hola Paloma, un placer verte por aquí.
Mª Jesús, no hay libertad sin cadenas, y si la hubiera, quizá no podríamos soportarla.
Gracias Pluma. Esa foto es una de mis favoritas, me alegra que te guste.
Mos, el problema es que la soledad no se deja atrás aunque cambiemos de lugar o de compañía, porque es un estado de ánimo, una actitud personal, al margen de la gente que nos rodee.
Creo que ya es una realidad preocupante, Carmen, más aun, creo que en algunos casos, ya no sabemos vivir si no es en soledad, aunque rodeados del mundo.
Algo así, Carver, aunque no llegue a ser poema.
Los sentimientos que se despiertan es porque ya laten en nosotros, Mayte, aunque a veces no nos demos cuenta o no queramos reconocerlo ante nosotros mismos.
Abrazos para todos y mi agradecimiento por vuestros comentarios
Desatemos nudos, Narci, dejemos para siempre las cadenas de la amargura amiga, dejémonos encadenar sólo por los sentimientos y los pensamientos y deseoso positivos. Por la luz de los amaneceres, por los aromas de las flores y por lo cálido del amor y la amistad. Besos. María.
Una foto preciosa (me imagino que es de tu propiedad) y un pensamiento que no me ha dejado suelta desde que lo leí. (Me gusta mucho este blog, tiene una presentación muy bonita)
María Bote, seguro que esas serían nuestras cadenas si pudiéramos elegirlas, pero no siempre podemos, la mayoría de las veces nos son impuestas, o nos las imponemos por error.
Gracias Latris, la puerta se cierra duramente con cadena y no con la llave, que debió perderse hace años, dejando así, que las cerradura se oxidara y quedara inservible, con nuestras cadenas ocurre parecido, vienen a sustituir a algún instrumento más o menos sofisticado o hermoso que en otro tiempo nos concedia cierto margen de libertad.
Lucía, la soledad justa es aquello que nos permite ser libres sin dejar de disfrutar de ella, incluso estando en compañía, y la justa libertad, la que nos permite estar con los demás y entre los demás, sin dejar de ser nosotros mismos. Algo nada fácil de conseguir, evidentemente, porque en la mayoría de los casos acabamos siendo cadenas para otros, o lastres para algunos.
Sí Pilar, la foto es mía y tomada por mí cámara, no así la puerta, evidentemente, que es una puerta cualquiera en un pueblecito cuasi abandonado de una de la zonas más deprimidas y olvidadas de este país durante muchísimos años. Ahora la cosa ha cambiado un poquito, y algunas de estas casilla o cuadras se están convirtiendo en acogedoras casas rurales para disfrute de turistas.
Abrazos a todos y gracias por vuestros comentarios
Indiscutiblemente, De Cenizas. La soledad es una opción por la que tomo partido bastante a menudo, y lograrla no es un castigo, sino todo un privilegio, pero sólo cuando se desea y mientras se desea.
La soledad se convierte en condena o en cadena, cuando es impuesta, sin alternativa posible, sin vuelta atrás, cuando todas las puertas se nos han cerrado para siempre, y la soledad acaba por convertirse en el lastre que no nos permite avanzar, y esto ocurre, a veces, incluso habiendo sido nosotros quien la elegimos.
Arrastró su oscura sombra.
ResponderEliminarMagnífico, Narci.
ABRAZO GIGANTE
SIL
Creo que esa es una cadena perpetua con la que todos de un modo u otro cargamos. Me gusta como lo has expresado.
ResponderEliminarUn besazo, algo despistado pero con todo el cariño ;-)
Narci,muy bueno tu post.
ResponderEliminarVemos las cadenas físicas y nos olvidamos de las espirituales...El espíritu necesita enfrentarse a sí mismo, dialogar con su soledad y abrirse paso a la belleza e inmensidad de la vida...
Mi felicitación y mi abrazo grande.
M.Jesús
Precioso, bello pensamiento. Y la foto ¡Increíble!.
ResponderEliminarBesos Narci.
Tal vez salió de su celda demasiado tarde. Tal vez no se podía acostumbrar a tanta libertad. Tal vez su mundo estaba allí dentro.
ResponderEliminarQuién sabe el porqué.
Un abrazo de Mos desde su orilla.
he escrito dos renglones y los he borrado, después otro y he hecho lo mismo
ResponderEliminarquizás el estar solo pero a resguardo de lo conocido dé menos miedo que estar solo en "campo abierto", en soledad
tiene visos de convertirse, si no lo es ya, es una realidad preocupante de nuestra sociedad, la soledad
besos
Un poema con un gran sentido de la soledad personal.
ResponderEliminarbesos
Siempre despertando sentimientos que llegan profundo...Narci.
ResponderEliminarHermosa y dolorosa poesía!
Cada uno arrastramos la nuestra, Sil, desgraciadametne, y algunos hasta precisan y reclaman ayuda para arrastrar la suya.
ResponderEliminarHola Paloma, un placer verte por aquí.
Mª Jesús, no hay libertad sin cadenas, y si la hubiera, quizá no podríamos soportarla.
Gracias Pluma. Esa foto es una de mis favoritas, me alegra que te guste.
Mos, el problema es que la soledad no se deja atrás aunque cambiemos de lugar o de compañía, porque es un estado de ánimo, una actitud personal, al margen de la gente que nos rodee.
Creo que ya es una realidad preocupante, Carmen, más aun, creo que en algunos casos, ya no sabemos vivir si no es en soledad, aunque rodeados del mundo.
Algo así, Carver, aunque no llegue a ser poema.
Los sentimientos que se despiertan es porque ya laten en nosotros, Mayte, aunque a veces no nos demos cuenta o no queramos reconocerlo ante nosotros mismos.
Abrazos para todos y mi agradecimiento por vuestros comentarios
Desatemos nudos, Narci, dejemos para siempre las cadenas de la amargura amiga, dejémonos encadenar sólo por los sentimientos y los pensamientos y deseoso positivos. Por la luz de los amaneceres, por los aromas de las flores y por lo cálido del amor y la amistad.
ResponderEliminarBesos. María.
Buf, Narci, la foto me prece preciosa, pero el post... durísimo, y real, eso es lo malo.
ResponderEliminarUn besote
Encontró una celda para siempre...
ResponderEliminarQuitemos cadenas de verdad y la soledad que habite la justa.
Besos, Narci.
Una foto preciosa (me imagino que es de tu propiedad) y un pensamiento que no me ha dejado suelta desde que lo leí.
ResponderEliminar(Me gusta mucho este blog, tiene una presentación muy bonita)
María Bote, seguro que esas serían nuestras cadenas si pudiéramos elegirlas, pero no siempre podemos, la mayoría de las veces nos son impuestas, o nos las imponemos por error.
ResponderEliminarGracias Latris, la puerta se cierra duramente con cadena y no con la llave, que debió perderse hace años, dejando así, que las cerradura se oxidara y quedara inservible, con nuestras cadenas ocurre parecido, vienen a sustituir a algún instrumento más o menos sofisticado o hermoso que en otro tiempo nos concedia cierto margen de libertad.
Lucía, la soledad justa es aquello que nos permite ser libres sin dejar de disfrutar de ella, incluso estando en compañía, y la justa libertad, la que nos permite estar con los demás y entre los demás, sin dejar de ser nosotros mismos. Algo nada fácil de conseguir, evidentemente, porque en la mayoría de los casos acabamos siendo cadenas para otros, o lastres para algunos.
Sí Pilar, la foto es mía y tomada por mí cámara, no así la puerta, evidentemente, que es una puerta cualquiera en un pueblecito cuasi abandonado de una de la zonas más deprimidas y olvidadas de este país durante muchísimos años. Ahora la cosa ha cambiado un poquito, y algunas de estas casilla o cuadras se están convirtiendo en acogedoras casas rurales para disfrute de turistas.
Abrazos a todos y gracias por vuestros comentarios
La soledad libremente asumida no es un castigo, es una opción más.
ResponderEliminarbesos
Indiscutiblemente, De Cenizas. La soledad es una opción por la que tomo partido bastante a menudo, y lograrla no es un castigo, sino todo un privilegio, pero sólo cuando se desea y mientras se desea.
ResponderEliminarLa soledad se convierte en condena o en cadena, cuando es impuesta, sin alternativa posible, sin vuelta atrás, cuando todas las puertas se nos han cerrado para siempre, y la soledad acaba por convertirse en el lastre que no nos permite avanzar, y esto ocurre, a veces, incluso habiendo sido nosotros quien la elegimos.
Besos y gracias por venir y comentar,
Hay cadenas indestructibles...
ResponderEliminarBesos