Palabras de Sindel: OPORTUNIDAD y ABRAZO

     En cuanto la vi entrar supe que ella era mi única oportunidad.

     Dijeron que era agresivo y peligroso, y sin más, me encerraron aquí. Desde entonces sólo me acompañaron mis pesadillas y los recuerdos de mil batallas en las que no había otra opción que matar o morir.

      Hacía días que había dejado de comer. Nada tenía sentido. Pero ese olor a vainilla que inundó la estancia me hizo levantar la cabeza y, por primera vez en mucho tiempo, emití un gemido casi inaudible. Ella volvió su cabeza de melena negra como la noche y nuestras miradas se cruzaron un instante, apenas un segundo. Fue suficiente. La chiquilla, sin prestar atención al caniche que lamía sus zapatos, corrió hacia mí y exclamó:

     - ¡Quiero éste, abuelo, quiero éste! Llevo mucho tiempo buscándole y por fin lo he encontrado. Lo llamaré Chocolate, porque su mirada es tan dulce e intensa como el sabor del chocolate.

     Abrió la jaula y nos fundimos en un poderoso abrazo. Justo lo que había esperado toda mi perra vida de perro.

Imagen de Google.

Narci M. Ventanas
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