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Tuve una vez un lago que se secó en un instante, en un instante como éste, como otro. Se secó, y todos los peces murieron, y las redes quedaron enterradas en el fango, y por eso, mi alma huyó de mí, buscando aplacar su sed en las aguas de otros lagos, de otros versos, que me son ajenos, aunque míos a veces; o lamiendo las gotas de rocío de algún campo de ababoles, cuando lo encuentra, cuando el dueño del campo no ha puesto espantaalmas, cuando, por casualidad, amanece. Pero ya no tengo lago, ya ni mi lago me queda. Quizá, sólo la esperanza de una lluvia intensa que de nuevo lo llene y le dé vida con el fluir de sangre de mil ríos y una tormenta, hasta que mi alma regrese.
Narci M. Ventanas
No dudes qeu volverás a tener tu lago, e incluso un océano...
ResponderEliminarUn beso.
Narci, no sabes cómo me ha gustado este "lago". Lo he leído primero para dentro, para mí; luego en voz alta un par de veces y me ha seguido gustando. Bravo por rescatar esta joya de agua sin agua.
ResponderEliminarLloverá, siempre llueve. Incluso alguna tormenta de verano , de esas que llenan los cauces en muy poco tiempo.
Lloverá, seguro. Y volverá a nacer vida en el agua; a formarse otro lago si cabe más grande. Y saltarán peces y crecerán arbustos y flores a la orilla del lago.
Un abrazo de Mos desde su orilla.
Sakkarah, Mos. Como dije se trata de un pensamiento o una covicción ya muy añeja. Desde que lo escribí, mi alma ha regresado y ha vuelto a dejarme varias veces, y ese lago se ha llenado y se ha vaciado otras tantas, ahora mismo está lleno, en él late vida y mi alma está conmigo, dentro de mí, y abrazándome desde dentro y desde fuera...; y todo eso, es buena parte os lo debo a vosotros, mis lectores, mis seguidores, mis comentaristas, y en general a todos aquellos, que como Luna, la Luna a quien dedico esta entrada, os habéis sentido alguna vez vacíos de alma, y a todos los que cada día compartís vuestros textos, vuestras cuitas, vuestras alegrías y vuestras penas con el resto del mundo a través de vuestros blogs, y que de esa manera gritais al mundo que ni estáis solos ni consentireis que otros lo estén o lo estemos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para ambos.
Todo es un ciclo.
ResponderEliminarVolveràn las lluvias.
Un abrazo.
Más que un lago, eres un universo de dulzura. Hermoso, como tú.
ResponderEliminarUn besazo.
La verdad duele ver un lago vacío, esa analogía que haces con el alma lo explica muy bien, es un texto sincero y abierto en vena, sentimientos por los que todos hemos pasado en algún momento de nuestras vidas, así pues en el reflejo de las aguas de este lago me miro y también me veo, me ha encantado Narci, un beso.
ResponderEliminarMaravillosa la descripción de la pérdida de la esperanza, del espíritu, del alma.
ResponderEliminarA esperar el beso de la lluvia, ese sanador, que tarde o temprano, llega.
Besos Narci.
SIL
he recordado una anécdota de hace unos años, en una urbanización donde vive una amiga contrataron a un jardinero que tenía el jardín muy bien cuidado pero hacía algo que no era común, en vez de hacer los alcorques de los árboles como se hacen aquí, pensados para recoger el agua, los hacía al contrario, haciendo una pequeña pirámide con la tierra. Esto tenía una explicación, él era extranjero y en su ciudad llovía tanto que lo que se hacía era esto para "escurrir" el agua lejos de la planta.
ResponderEliminarTu lago, como un alcorque natural, se habrá secado alguna vez, pero dudo que el lago haya desaparecido por completo, sólo estaba esperando la lluvia.
besos
Me ha encantado pasar por tu espacio, seguré hciéndolo amiga.Un abrazo.
ResponderEliminarHas hecho bien rescatando esta hermosa prosa. Hay veces que la sequía se alarga más de lo deseado, pero siempre llueve de nuevo y al alma retorna la paz del lago.
ResponderEliminarBesos
Volverán, Gaucho, y seguirán regresando.
ResponderEliminarGracias Ana. Un universo no sé, pero mi universo sí.
Gracias Isabel. Ojalá todos nos veamos con nuestros lagos llenos, llenos de vida y de alma, siempre.
Claro que llega, Sil, y a veces con tanta fuerza que el lago se desborda y anega cuanto le rodea.
Curiosa anécdota, Carmen, y sin embargo es cierto que a veces la lluvia cae, pero no estamos preaprados para acogerla en nuestro seno, en nuestro lago, y entonces, sus bondades se desperdician, o quizá otro lago está bien predispuesto y las acoge con amor, quien sabe.
Gracias Mª Carmen, aquí estaré.
Abrazos para todos.
Vaya Trini, parece que tu comentario y el mío se han cruzado, jejeje. Es cierto, las lluvias se tardan a veces, pero al final, siempre vuelven, el alma también, eso es lo que trataba de explicarle a Luna.
ResponderEliminarBesos
Llegará esa lluvia intensa, ya lo verás, y volverás a tener ese lago, y habrá peces, y las redes saldrán colmas. La sequía forma parte del ciclo de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Narci, pasa por mi blog El Parapeto, te tengo un regalo especial...
ResponderEliminarBesiños.
Muchas gracias :) No creo que me haya abandonado, si no que va y viene... Muchas veces miro el mundo y no siento nada, porque estoy tan acostumbrada a pensar cosas como, "¿qué sentido tiene la vida?", o que simplemente estamos destruyendo la Tierra... Por eso tambien nombro las sombras, la gente que no se para a pensar en todo el mal que hacemos me parece una sombra... Todos deberiamos parar alguna vez y pensar a quién daña nuestra forma de vida...
ResponderEliminarPor cierto, siempre me ha gustado la lluvia :) Cuidate mucho!
Descripcion de momentos tristes...hermosas palabras.
ResponderEliminarun abrazo
Lloverá Mercedes, seguirá lloviendo, seguro.
ResponderEliminarGracias Quino, luego paso.
Todos nos hacemos esas preguntas luna, y todos vemos sombras, a veces, casi continuamente, pero las sombras son menos y menos obstiles cuando el lago tiene vida.
Gracias Mery.
Abrazos para todos.