lunes, junio 02, 2008

El llanto de la Luna

Imagen de Google


De repente, la calle quedó inundada. Nadie había visto una sola nube en el cielo, el sol brillaba acusador cegando a todos los mortales. Ni era época de deshielos ni jamás se había visto nieve en cientos de kilómetros a la redonda. Tampoco el mar quedaba tan próximo como para haber deslizado su lengua salada sobre la pequeña aldea perdida en aquel bosque sin sombras.

Los niños chapoteaban felices en el tibio líquido de sabor acre y color dorado que cubría el pavimento de diminutas teselas, confeccionado, puntada apuntada, por delicadas manos femeninas, con aquellos pedacitos de sol que el agua del río les dejaba en su ribera como regalo, periódicamente, cada vez que, bajo la luna llena, dos amantes se fundían en un abrazo.

El sol seguía lanzando sus llamaradas sobre las copas de los árboles, sobre los tejados de vivos colores, sobre la piel de los transeúntes que miraban sorprendidos el enorme y extraño charco, que seguía creciendo sin que nadie pudiera entender su procedencia.

- Será una bolsa de agua subterránea que se ha roto y está emergiendo
- Habrá que estudiarlo, quizá sean aguas medicinales y podríamos montar unas termas para atraer a turistas
- Esta agua tiene un ligero sabor a sal. Para beber, desde luego, no sirve.
- Podemos montar unas salinas en el pueblo.

Y mientras, el sol, cada vez más furioso y acongojado, seguía lanzando sus rayos para recoger su sangre, las lágrimas de su amada que, desconsolada, no cesaba de llorar, escondida entre la hojarasca del bosque.

- No te preocupes, cariño, no eres tú quien ha perdido su belleza, sino ellos quienes ya no pueden sentir tu hechizo, ocupados como están en atesorar esos destellos de tu risa que solidifican y se materializan al tocar el agua.

- Mi llanto no es por mí, amado mío, sino por la muerte del amor que alegraba mis noches y me permitía dejarles mi presente. Si ya los amantes no se miran tras mirarme, si tras contemplarme cogidos de la mano, no sienten la pasión en sus pestañas, si cuando me muestro plena, en el cielo, con el sequito de estrellas que me sigue, no se les dibuja el alma en las pupilas y se sienten empujados al abrazo…


...si el amor muere en la noche
provocando así mi llanto
y el dolor
es tu luz todo un derroche
que a mi alma causa espanto
gran pavor.

Si tú, hombre, ya no sientes
mi tibio baño de espuma,
ni el candor
de pieles concupiscentes
y te pierdes en la bruma
sin ardor…

será que ha muerto mi hechizo
y el resplandor de mis ojos,
ya es menor,
o te has vuelto tornadizo
y has vestido con enojos
al amor.


Narci M. Ventanas. 22-mayo-2008

4 comentarios:

  1. preciosos los versos del final

    lo malo es que la canción es tan pegadiza que distrae del texto

    amor

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  2. Eso es lo malo, o lo bueno, según se mire de las coplas de pie quebrado, que a pesar de estar ligadas, desde su nacimiento, a lo elegiaco, tienen una musicalidad que absorbe y distrae de la tristeza, por ese motivo ha sido la estrofa que he elegido en esta ocasión.
    Saludos.
    Gracias por tu visita.
    Narci

    ResponderEliminar
  3. No se si mi vista es buena,...
    ¿has cambiado tu peinado ?,
    te lo veo mas rizado
    mostrando el alma serena
    de tu rostro delicado.

    Emilio.

    ResponderEliminar
  4. Precioso relato, amiga. A mí, esas coplas de pie quebrado me parecen ideales para cerrar esta historia. No sé si distraen de la tristeza, pero al menos la hacen más sublime, no sé si me explico.
    Besos miles.

    ResponderEliminar

Tu verbo es el agua que alimenta mis raíces

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