Fotografía familiar. |
Dentro, crepitaban los resecos troncos de olivo o encina bajo los lametazos de llamas despiadadas; los viejos contaban sus viejas batallas con lobos nocturnos. Con sus voces viejas y rasposas, entrecortadas por toses antiguas de pulmones ancianos, repetían una vez más sus pretéritas historias del lobo que acecha, de la caballería asustada, estremecida, que se debatía entre sacudirse la carga de miel, o de aceite, o de... y escapar al galope, o frenar en seco el paso y negarse con testarudez de mulas a seguir avanzando entre el olor a enemigo oculto en lo oscuro de la noche.
Los niños se refugian en los maternales regazos, o entre los fuertes y curtidos brazos protectores y paternales -según la edad de los niños, o según su sexo-.
Huele a pan tostado en las brasas, a manteca de cerdo adobada en rojo, a farinatos grasientos y exquisitos, a magras longanizas asadas, a huevos fritos en aceite de oliva sin refinar.
Huele a paredes de adobe y piedra, cálido el corazón y húmeda la piel.
Huele a viento y a lluvia. Huele a bosque.
Se respira amor fraterno. Es la fusión de tres, o quizás cuatro generaciones en un mismo latir, palpitando al unísono, compartiendo paz, ilusiones, pasado, presente y futuro.
Todos, unos en otros, se ven reflejados: los más pequeños saben, desde ya, que serán algún día como sus padres, sus abuelos... ellos les ofrecen un reflejo de su futuro; lo viejos, en cambio, saben que un día fueron como sus hijos o sus nietos, y contemplan, con nostalgia, la imagen presente de su ayer, pero son felices, porque sienten..., porque saben... que han contribuido a la preservación de su especie, de su casta, de su sangre...Y saben que no han escrito un libro, sino miles en noches como esta, y sin escribir, sin ni siquiera saber escribir, y saben que no han plantado un árbol sino cientos, cientos de olivos, cientos de parras, cientos de robles, encinas, pinos, frutales...
Y son felices porque sienten, y son felices porque saben...
Narci M. Ventanas
Excelente Lena. Felicitaciones por tu blog, todo él es un deleite para mí.
ResponderEliminarTe puedo incluir en mi blog?, me das permiso?.
Un beso.
Alicia.
Las paredes saben tanto de hogar, de noches de ulular los vientos, de historias, de falta de sueño, de sueños sin cumplir, de manos encallecidas y rostros plagados de arrugas, saben tanto de esos que hacen historia y que nunca aparecerán en los libros.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Un besito,
Tu relato me recuerdan
ResponderEliminara los que contaban
mi abuela y mis padres
en las noches de invierno
al calor de la lumbre
mientra se hacía la cena,
y luego siempre pedíamos
más aunque todo ello
nos hiciera soñar
con lobos y fantasmas.
Tienes razón cuántos libros
se escribieron y
cuántos árboles se plantaron.
Besos y abrazos
Narci,me has recordado mi niñez,cerca de mis mayores,al lado de la chimenea y al calor de los cuentos...Realmente no tenían estudios,tenían la cultura de la tierra,del trabajo,de la familia y sobre todo la del sentimiento...
ResponderEliminarPorque al fin y al cabo lo más importante de la vida es sentir intensamente a los tuyos y compartir el sentimiento...
Mi felicitación por este bello y sencillo homenaje que haces a la familia unida en distintas generaciones.Mi abrazo grande y mi ánimo siempre.
M.Jésús
Pues a mí me ha encantado leer este relato; esta crónica de un día cualquiera de unas generaciones unidas bajo un mismo hogar.
ResponderEliminarNo he vivido situaciones parecidas pero me las puedo imaginar. También sé que fue la estampa más común de la vida rural de hace unos cuantos años. También sé que había poca cultura y mucha pobreza aunque poseían la sabiduría que da la experiencia y el día a día; que sólo se contaba con el poder del trabajo y las manos para seguir viviendo y salir adelante.
Pero había unión y se compartía todo y, aunque con libertad censurada, la idea de sentirse libre bajo las estrellas les hacía sentirse bien y eran felices. Tal vez más que nosotros en nuestro mundo que todo lo devora.
Narci, amiga, no tardes tanto en dejar algo en tu blog. Sabes que te echamos en falta.
En el puente de Mayo estuvimos en Mérida, Cáceres y Guadalupe. Nos encantó la tierra extremeña.
Un abrazo de Mos desde mi orilla.
Pintaste una postal preciosa con letras.
ResponderEliminarAquellos que no han escrito, pero han vivido así, han marcado el camino.
Maravilloso el relato, que nos cabe, en algún punto, a todos.
Un beso, Narci
SIL
Simplemente maravilloso, un homenaje distinguido, felicitaciones y admiración.
ResponderEliminarBesos
Narci que delicia volver a disfrutar de tus letras...de tu huen hacer y tus historias.
ResponderEliminarUn beso.
Y también porque reconocen que han mantenido intacto todo esto y lo han entregado generosamente a quién ha sabido recibirlo.
ResponderEliminarUnas imágenes que me llenan de recuerdos, de nostalgia, de añoranza, de realidad del saber que algo de lo que me enseñaron, mucho, lo llevo dentro.
Ojalá yo sepa trasmitirlo...
Besos
Precioso¡¡¡¡ al leerlo me fui al lugar que me transmitías olores, colores y sabores, las generaciones juntas, un texto caníbal, maravilloso.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarDebo confesar que desgracidamente nunca he vivido escenas de este tipo, las conozco de boca de mis padres o de otras personas. De hecho sólo llegué a "conocer" (relativamente, pues falleció cuando yo tenía unos 5 años), a uno de mis abuelos, precisamente al que en la foto que ilustra el texto es sólo un niño, situado a la izquierda, junto a su padre, mi bisabuelo, y otra de las hijas de éste.
Lo que sí es cierto, es que historias de este tipo eran las que se contaban en las noches de verano de mi infancia, en el pueblo de mis padres, en los seranos. De algunas de esas familias sí que se unían a esta tertulia tres y hasta cuatro generaciones, y siempre los ancianos eran los escuchados con más entusiasmo, sobre todo por parte de los niños, aunque por la noche soñásemos con lobos y zorras que bajaban hasta el pueblo para comerse a las gallinas, y quizá también a los niños que no se habían recogido a tiempo.
Realmente era una suerte que en aquella época, en muchas casas, no hubiera televisor, o la programación fuese tan escasa y poco variada que no llegaba a atraparnos en sus redes.
Besos
Hola Mos, me alegra que te haya gustado este relatillo de segunda mano, y me alegra más aún que te haya gustado mi tierra. Para tu próximo viaje, te recomiendo Plasencia, junto a La Vera, El Jerte y la Sierra de Gata, especialmente si amas la Naturaleza, y cómo no, también Trujillo y la magia de sus callejuelas.
ResponderEliminarBesos
El tiempo pasado renace en tus letras..
ResponderEliminarUn abrazo
Saludos fraternos..
Es, fracamente, un placer leerte. Hacía tiempo que no me pasaba pero, desde luego, no me arrepiento de volver al mundo del blog.
ResponderEliminarSaludos!!
Hola Narci,
ResponderEliminarPaso a visitarte. Hace mucho tiempo que no sé nada de ti. Supongo al igual que los demás que no dispones de tiempo.
Que tengas un Bello Fin de Semana.
Besiños desde Lugo.
El misterioso juego de la vida que algunos tenemos el privilegio de conocer... antecesores y descendientes: el milagro revelador de nuestra vida.
ResponderEliminarUn beso enorme, Narci... ¡Hacía tanto que no venía por aquí que ha sido un placer volver a leerte.
Gracias, siempre, por estar junto a mi.
Me gustan mucho estas fotos antiguas que nos muestran una época que muchos ya solo conocen por los relatos. El texto es muy emotivo, con un mensaje que da para pensar.
ResponderEliminarAbrazos.
Pasaba por tu rinconcito para dejarte
ResponderEliminarmi saludo y desear tengas un feliz
fin de semana.
un abrazo.
Me encantan las fotos antiguas, yo conservo algunas de mis bisabuelos y mis abuelos. Recuerdo historias de lobos, noches de tormenta...
ResponderEliminarGracias por trasladarme a la niñez.
Besos
Teresa
Hola paisana,
ResponderEliminarY son felices porque sienten, y son felices porque saben...
Muy bueno
besos
Que belleza de escrito. Describís el pasado, el presente y el futuro con una narración impecable.
ResponderEliminarQuerer ser como los padres y como los abuelos es una muestra de amor, pero me cuesta aceptarla. Csda ino ha de labrar si propio destino coincida o no con el de los antecesores. Creo.
ResponderEliminarMe ha encantado esta deccripción y el aroma que desprende,
Saludos.
P.D.: Te conozco de Contrapoeticam