La naturaleza es la fuente de la inocencia...Ahí volvemos seguros de que la hallaremos, amiga...Los animales son maestros de luz y esperanza, ellos reciben la luz agradecidos y siguen adelante dando lo mejor de si mismos. Mi gratitud y mi abrazo grande por tus buenos posts y tu cercanía. M.Jesús
Cada fragmento de la naturaleza nos evoca esa serenidad que nos traslada a la edad de la inocencia donde a yraves de todas sus formas vivientes la luz nos llega al fondo del alma. Besos.
Es cierto, Ester, no se puede identificar a inocentes y culpables a través de su mirada, hay quien ha llegado a tal grado de maldad, que hasta sabe manipular su propia mirada y engañar con ella, precisamente por eso he elegido a un animal, una llama en este caso, además una llama mamá, cuya mirada no engaña. Esa mirada que le robé con mi cámara no era para mí, evidentemente, sino para su hijo, cuya mirada nada tenía que ver con la de ella, por eso no pude usarla para este post.
Ojalá, Alicia, ojalá. Pero los humanos estamos demasiado ocupados compitiendo con los demás, o buscando tretas para subyugar o humillar al prójimo y al mundo (naturaleza incluida) sacando el máximo "provecho" de cuanto se cruza en nuestro camino, aunque a la larga ese provecho sea nuestra perdición definitiva.
Y marcan esos ojos y se clavan tus versos, porque siempre tendremos que dejar una rendija para que entre la luz y la espeanza en la vida. Cariños en el corazón. kasioles
La verdad es que es una monada, su hijito también lo era, pero su mirada era distinta, quizá por miedo, pero parecía más inquieta, como si estuviera a la defensiva.
La naturaleza es la fuente de la inocencia...Ahí volvemos seguros de que la hallaremos, amiga...Los animales son maestros de luz y esperanza, ellos reciben la luz agradecidos y siguen adelante dando lo mejor de si mismos. Mi gratitud y mi abrazo grande por tus buenos posts y tu cercanía.
ResponderEliminarM.Jesús
Así es Mª Jesús, cuando todo está perdido entre los humanos, sólo la naturaleza nos salva.
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Sencillo, dulce, inocente y hermoso. Gracias, amiga.
ResponderEliminarGracias Mª José, amiga del alma.
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Cada fragmento de la naturaleza nos evoca esa serenidad que nos traslada a la edad de la inocencia donde a yraves de todas sus formas vivientes la luz nos llega al fondo del alma.
ResponderEliminarBesos.
Y si no fuera por esa luz, estaríamos a oscuras, Ilesin.
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Precioso Narci. Pura inocencia. Qué cosa tan pura !! ¡Te felicito !
ResponderEliminarMuchos besos.
¡Buena semana !!
Gracias, María del Carmen.
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¿Es una llama? los inocentes no lo son en la mirada. Un saltibrinco
ResponderEliminarEs cierto, Ester, no se puede identificar a inocentes y culpables a través de su mirada, hay quien ha llegado a tal grado de maldad, que hasta sabe manipular su propia mirada y engañar con ella, precisamente por eso he elegido a un animal, una llama en este caso, además una llama mamá, cuya mirada no engaña. Esa mirada que le robé con mi cámara no era para mí, evidentemente, sino para su hijo, cuya mirada nada tenía que ver con la de ella, por eso no pude usarla para este post.
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Que mirada tan tierna, suave, e inocente.
ResponderEliminarY tu haiku es hermoso!!!
Un beso enorme.
Gracias Sindel.
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Ojalá los humanos se contagiaran de ese mirar, Narci-Corazón
ResponderEliminarOjalá, Alicia, ojalá. Pero los humanos estamos demasiado ocupados compitiendo con los demás, o buscando tretas para subyugar o humillar al prójimo y al mundo (naturaleza incluida) sacando el máximo "provecho" de cuanto se cruza en nuestro camino, aunque a la larga ese provecho sea nuestra perdición definitiva.
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¡Qué ternura de versos y de llama!
ResponderEliminarGracias Mª Teresa.
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hermoso y tierno en su poética brevedad.
ResponderEliminarun abrazo
Gracias Casss.
EliminarSaludos y bienvenida a mi blog.
En los ojos se dibuja todo. Tanto la alegría como el dolor.
ResponderEliminarHermoso
Besos
Sí, en la mayoría de los casos podría decirse que los ojos nos delatan, aunque existen excepciones, como ya le comentaba a ESter más arriba.
EliminarBesos Trini, y gracias por tu presencia incondicional.
Efectivamente Narci, es en la mirada donde se vislumbra la verdadera inocencia
ResponderEliminarun beso grande y buena semana!!
No siempre, MaRía, hay excepciones, pero hoy prefiero quedarme con la parte positiva.
EliminarBesos y feliz semana también para ti.
Muchas veces a esa inocencia perdida la suplanta la maldad.
ResponderEliminarBesos,
Así es, Ricardo, desgraciadamente, así es.
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La inocencia siempre nos inspira confianza y nos transmite esperanza en el futuro..
ResponderEliminarBonita imagen.
Un abrazo
Ciertamente, Joaquín, pero qué difícil es encontrarla en los tiempos que corren.
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Es la inocencia de la naturaleza que nos conmueve y nos contagia a muchos . Saludos Narci.
ResponderEliminarLo malo es que ese contagio se nos cura demasiado pronto, apenas volvemos a mirar al mundo, Xionara B.
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El haiku debe capturar la chispa de un momento, de un sentimiento, de una belleza natural.
ResponderEliminarComo un tris, un click, algo así.
Lo ha logrado este verso tuyo.
Besos mil.
Así es, Sil, bastante más complicado de lo que parece a priori. No sé si realmente lo he logrado, pero al menos lo he intentado, que ya es algo.
EliminarGracias y besos.
Y marcan esos ojos y se clavan tus versos, porque siempre tendremos que dejar una rendija para que entre la luz y la espeanza en la vida.
ResponderEliminarCariños en el corazón.
kasioles
Hay ojos que transmiten paz, serenidad y esperanza, por eso me enamoré de esta llama.
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Precioso Haiku. Tienen los ojos una ventana abierta por donde la inocencia y la esperanza se asoman...
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo Narci
Gracias Sneyder.
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Me has dejado boquiabierta. Imagen y versos no podían ser más elocuentes.
ResponderEliminarMi felicitación sincera y mi admiración, Narci.
Un fuerte abrazo
Gracias Maite.
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Esa carita me mata de ternura!.
ResponderEliminarQué preciosidad Narci. Me ha encantado.
Besos querida amiga.
La verdad es que es una monada, su hijito también lo era, pero su mirada era distinta, quizá por miedo, pero parecía más inquieta, como si estuviera a la defensiva.
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Es hermoso la transparencia que descubrimos en los ojos, y más cundo se asoma la inocencia.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Sí es bello, y hay que disfrutarla cuando la encontramos, Susana.
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