Para ser el viento que late en tus sombras
necesito el agua de tus manantiales
tu voraz latido de sangre y arena
y el sueño de tu luna en mis pedestales.
Para ser la tierra que acoge tus huellas
necesito un sol que alumbre mis días
una nube que engendre tormentas
y el torrente todo de tus melodías.
Para ser yo misma preciso tus versos
cada sílaba que vierta tu boca
y el fulgor nocturno de tus besos.
Para ser tuya tendría que amarte
con los dientes torcidos del alma
y con toda el alma adorarte.
Narci M. Ventanas
necesito el agua de tus manantiales
tu voraz latido de sangre y arena
y el sueño de tu luna en mis pedestales.
Para ser la tierra que acoge tus huellas
necesito un sol que alumbre mis días
una nube que engendre tormentas
y el torrente todo de tus melodías.
Para ser yo misma preciso tus versos
cada sílaba que vierta tu boca
y el fulgor nocturno de tus besos.
Para ser tuya tendría que amarte
con los dientes torcidos del alma
y con toda el alma adorarte.
Narci M. Ventanas
Asi me gustan las señoras..¡temperamentales!.
ResponderEliminar¿Te gusta a ti, Lena?, a mi si.
Emilio.
Pues verás, Emilio, a mí como gustarme me gustan los hombres, temperamentales y enérgicos sí, pero tiernos y cariñosos al tiempo. Pido demasiado ¿verdad?
ResponderEliminarNarci
"el torrente todo de tus melodías"... y de tus poesías, eso es lo que necesitamos Lena.
ResponderEliminarMuy bello.
Ahhh, no creo que pidas demasiado de un hombre.
Alicia
Gracias Alicia, pero para torrente el tuyo, cielo.
ResponderEliminarTienes razón, a los hombres hace tiempo que no les pido absolutamente nada. Total, para lo que sirve.
Besitos.
Narci